Volvemos a la N-111 pero dirección Pamplona, encontramos una rotonda y a la derecha tomamos la NA-122, enseguida encontramos a la izquierda ABERIN.
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En 1072 a causa de su despoblamiento, el monasterio de Irache, donaba el monasteriolo de San Pedro de Aberin a Sancho de Aberin para que se encargara de repoblarlo y así obtener
beneficios económicos de sus tierras. Pocos años después en 1105, Arnaldo, abad de Irache concedía beneficios espirituales y una casa para ellos a una cofradía
fundada en San Pedro de Aberin. El rey Sancho VI el Sabio en 1177 cedió los collazos y la villa de Aberin a la Orden del Temple. En 1315, una vez desaparecida la Orden del Temple pasa a ser
propiedad de la Orden de San Juan de Jerusalén. En 1330 el censo registraba 57 fuegos.
Estamos en una pequeña plaza ante la parroquia de San Juan Bautista, delante de su fachada principal donde vemos su hermosa portada, y potente torre.
Es de una nave, dividida en cuatro tramos con un gran ábside semicircular en la cabecera. Vemos al exterior fuertes muros de sillería y recios contrafuertes marcando los tramos y dividiendo
el ábside. éstos refuerzan los arcos fajones del interior que voltean sobre columnas adosadas con enormes capiteles de bolas muy toscas pintados de oscuro en los que apoya la bóveda
de cañón apuntado en la nave y en el ábside cuarto de esfera. A los pies la torre magnífica de la misma anchura que la nave, tiene vanos de medio punto en los lados más estrechos;
en su cara este aparece una serie de modillones.
Vemos en el lado de la epístola dos grandes óculos y en el ábside tres ventanas abocinadas de arco de medio punto doble que voltea en columnas con capiteles tallados con temas vegetales
e historiados (guerreros y arpía en la central).
Entraremos por su hermosa portada en el lado Sur, abocinada con cinco arquivoltas sobre columnas acodilladas con delicados capiteles, tallados con motivos típicos del románico y unas jambas biseladas que
enmarcan lateralmente la puerta de herrajes medievales.
Especial mención merecen los capiteles que representan leones enfrentados, aves, sirenas, la Anunciación cobijada bajo unos arcos de medio punto, y un personaje disparando una flecha a una animal,
en el lado derecho. En el izquierdo mascarón con ramas saliéndole de la boca, leones enfrentados con cabezas humanas debajo de ellos, esfinges, jinetes y sirenas enfrentadas.
En el interior se corresponden las tres ventanas abocinadas también de doble arco de medio punto sobre columnas con capiteles de talla vegetal y uno historiado. Las bóvedas
están pintadas en época muy posterior.